miércoles, 31 de marzo de 2010

Segundo Ruiz Zúñiga. Galápagos - Isla Santa Cruz

Un escultor de madera en la isla Santa Cruz


Texto y fotos por: Ana Mireya Guerrero G.*


Segundo Ruiz Zúñiga en su taller de Pto. Ayora

Foto: Ana Mireya Guerrero G.


Segundo Ruiz Zúñiga es un gran escultor azuayo que vive en Galápagos desde inicios de la década del 90. En ese entonces la mayor parte de sus coterráneos emigraban para Estados Unidos con el fin de encontrar mejores días para ellos y los suyos; “era como la fiebre, se fue mi familia, se iban todos… yo me quedaba ya solo” agrega. Un amigo suyo que había estado en el Archipiélago hace algún tiempo, le comentó que con la pesca de pepino en las Islas se consiguen buenos ingresos y le insistió en que fueran para allá, que en todo caso si no le iba bien con esta actividad, podía trabajar en la joyería que era a lo que Segundo Ruiz se dedicaba en ese entonces, y le aseguró que como había gran cantidad de turistas, él podría vender sin problema alguno, las alhajas que elaboraba. Con estos antecedentes decidió viajar a Galápagos, abandonando con tristeza su lugar natal pues dejaba a su esposa y a dos hijos pequeños.


Segundo Ruiz arribó a la isla Isabela, y quedó encantado con la tranquilidad del lugar, pero al mismo tiempo se dio cuenta que “le trajeron engañado” ya que la venta de joyas resultaba imposible pues en ese tiempo Isabela no era el lugar turístico que es ahora. Antes que a la pesca de pepino, se dedicó a tareas agrícolas en las fincas de la parte alta. Adicionalmente junto con un amigo, en el trayecto a las fincas, colectaban troncos que eran utilizados para hacer diversos muebles para sus viviendas: bancos, camas, mesas, etc., poniendo en práctica la afición que tenía desde muchacho: el tallar y elaborar pequeños objetos de madera. Posteriormente, Segundo Ruiz laboró en construcción, en El Cuerpo de Ingenieros y por este trabajo tuvo que trasladarse a la isla Santa Cruz.


Es así como después de dos años y medio de vivir y hacer grandes amigos en Isabela, se estableció en Santa Cruz junto a su esposa e hijos, que habían arribado de la parte continental. Segundo Ruiz señala: “aquí en Santa Cruz conocí un poco de locos que como yo elaboraban objetos de madera”, entre ellos nombra a John Garzón, Galo Robalino y al profesor Palacios. Ellos fueron una gran influencia para él. Poco a poco fue perfeccionándose en el arte del tallado, hasta que se instaló un pequeño taller. Sin embargo, revela que al principio los objetos no le salían tan bien, pues aún no asimilaba la parte de la simetría y forma, por tal motivo se dedicó a observar con mucho cuidado los movimientos de los animales que iba a esculpir.


En su taller y en su local se pueden encontrar esculturas de todos los tamaños y motivos: tortugas, peces, pelícanos, pinzones, lobos marinos, cactus, fragatas y otros, también realiza adornos diversos: sombreros, manos, cuerpos, etc. u objetos utilitarios combinados con motivos galapagueños, por ejemplo pequeños libreros, mesas y aparadores. El material que utiliza para sus obras son maderas de cedrela, nogal y cascarilla, es decir emplea especies que no son nativas de las Islas. Explicó que en las fincas talan los troncos y obtienen los tablones para la comercialización, mientras que la cepa, es decir la parte del tronco del árbol que está dentro de la tierra, unida a las raíces, no es utilizada por los finqueros, pero es de gran interés para Segundo Ruiz, pues con ella elabora sus obras. Una vez que las cepas son adquiridas se procede a secarlas por un período largo, luego viene la fase del desbaste, es decir con un mazo y un cincel se da al trozo de madera la forma aproximada del objeto que se quiere producir, posteriormente se cura la madera que viene a ser otra etapa de secado, luego se talla en base a diseños solicitados por los compradores o a diseños provenientes de la imaginación del autor, para esta fase se utilizan varias herramientas de diversos tamaños como son las gubias, formones y tricantones y, finalmente se pule el objeto con aceite de teca o con laca según el gusto del cliente.


La escultura más grande que ha realizado es de 2 metros y señaló que pueden hacerse objetos de cualquier dimensión, pero es importante considerar el tamaño permitido para su transporte por avión que es de aproximadamente 1,70 m. Sus esculturas han sido adquiridas por turistas de diversos países por lo que se encuentran distribuidas en distintas partes del mundo. A un inicio no colocaba firma en las obras, sin embargo, amigos o familiares que han viajado al extranjero al ver las esculturas en diversas viviendas, han reconocido inmediatamente que se trata de obras elaboradas por Segundo Ruiz y rápidamente colocan su nombre.


Segundo Ruiz es un escultor muy reconoció a niveles local, nacional e internacional, sus trabajos están exhibidos en diversas galerías de las Islas y del Ecuador Continental y además ha realizado varias exposiciones en Galápagos, Quito, Cuenca, Guayaquil y Estados Unidos y considera que a través de su obra está contribuyendo a difundir aspectos propios y distintivos de las Islas Encantadas.


Tortuga tallada por Segundo Ruiz Zúñiga

Foto: Ana Mireya Guerrero G.


* Investigación auspiciada por el Ministerio de Cultura del Ecuador.


Tránsito Jesús Lara Montero. Galápagos - Isla San Cristóbal

Los mil oficios de Doña Tránsito Jesús Lara Montero y de su madre


Texto y fotos por: Ana Mireya Guerrero G.*


Tránsito Jesús nació en la isla San Cristóbal en el año de 1934, hija de Bernabé Lara y Angelita Montero.



Tránsito Jesús Lara Montero

Foto: Ana Mireya Guerrero G.


Doña Angelita siempre comentaba a sus hijos que ella junto a su esposo vinieron a Galápagos para aventurar y arribaron a las Islas a los 18 días de zarpar de Guayaquil, en un bote a vela. En ese entonces en San Cristóbal había la libre posesión de las tierras, por lo que los padres de Doña Tránsito Jesús se asentaron en la parte alta de la isla, en el recinto El Socavón donde se dedicaron a la agricultura, sembrando yuca, verde, guineo, fréjol, alverja, haba, camote, maíz, papa, etc., además producían miel y criaban chanchos, reses, pavos, patos y gallinas. El trabajo para Doña Angelita fue muy duro ya que su esposo falleció a los diez meses de nacida Tránsito Jesús.


Doña Tránsito Jesús indica que su madre le enseñó a ella y a sus hermanos a trabajar desde muchachos, “nosotros sabíamos machetear, sembrar… todo aprendimos de nuestra mamita”. Recuerda que lo que ponían en la tierra, eso cosechaban, lo único que nunca pudieron producir es arroz. Por eso cada vez que llegaba el barco con víveres lo primero que hacía Doña Angelita era comprar dicho cereal. Con respecto a las cosechas Tránsito Jesús indica que antes la tierra les daba todo lo que sembraban y agrega “ahora con tanta plaga hay que utilizar químicos para producir, antes todo era natural, por eso no teníamos enfermedades… voy a cumplir 75 años y nunca he estado enferma, nunca me han vacunado”. A doña Tránsito Jesús también le preocupa el avance de la mora en la zona agrícola de la isla, pues considera que dicha planta debilita la tierra y no permite sembrar. Además le aflige la presencia del ave introducida denominada garrapatero pues ella ha observado que: “esos pájaros negros, grandes, se comen las nidadas de los pajaritos que tenemos aquí… tiernitos se los comen”.


Garrapatero (Crotophaga ani)

Foto: Ana Mireya Guerrero


Tránsito Jesús recuerda que una vez a la semana bajaban de El Socavón a la playa, arreando 15 burros cargados de productos agrícolas que eran comercializados con la tripulación de yates de turismo que llegaban a la Isla o con la gente que vivía en la costa.


Trae a la memoria que a inicios de la década del 40, cuando Baltra fue ocupada como Base Estadounidense, los militares instalaron en San Cristóbal una tubería para proveerse de agua dulce, la cual se extendía de la cañada La Toma hasta la costa. Para esta construcción suministraron trabajo a los colonos, entre ellos a la madre de Doña Tránsito que puso a la disposición los burros para cargar la tubería.


Tránsito Jesús Lara desde pequeña se ha dedicado a hacer de todo; cuando tenía unos 7 años su madre le pidió que prepare arroz para los trabajadores de la finca, “yo no podía cocinar” agrega, pero como había un trabajador de confianza llamado Don Rosero, le pidió ayuda. Él le dijo ponga en la olla el agua, el arroz, la sal, la manteca y la cuchara, cuando la cuchara se pare el arroz está listo. De igual forma si la tripulación de los yates de turismo, solicitaban por ejemplo, agua hervida, ella presta procedía a abrir un hueco en la arena, ponía dos fierros, prendía candela y calentaba el agua. Otro recuerdo de doña Tránsito Jesús es de cuando tenía que transportar chanchos desde la parte alta de la isla, al Camal que en ese entonces se encontraba junto al Muelle, en la actual “pocita de los niños”: “se imagina tenía que ir al andar del chancho… iba arreando los chanchos con el cabito, para que no se metan ni a un lado, ni a otro, hasta llegar a “la playa””. Ya en el Camal los chanchos eran despostados y luego sí a preparar la fritada, el hornado, el chicharrón, incluso salchicha, productos que eran degustados por la población.


Cuando doña Tránsito Jesús ya era una mujer casada adquirió un botecito de pesca a remo, recuerda que “antes había harto pescado, salían a realizar las actividades de pesca por aquí cerca no más, y en menos de diez días, regresaban con 100 o 120 quintales de bacalao”.


Desde hace 50 años doña Tránsito Jesús Lara se dedica a la elaboración de pan, lamentablemente hace un año ella tuvo una caída y se afectó la cadera, por lo que se vio en la necesidad de suspender la preparación de este producto. Sin embargo, la gente del pueblo, los tripulantes, los turistas aún preguntan por el pan de doña Tránsito, pues ella siempre tuvo buen pan a disposición de todos; “para que el pan salga elevadito, todo bonito y sabroso, siempre hay que cernir la harina, poner levadura suficiente, huevos, bastante mantequita o mantequilla y amasarlo bien”. Doña Tránsito espera recuperarse y volver a trabajar en su panadería llamada Jesusita.


Tránsito Jesús Lara Montero

Foto: Ana Mireya Guerrero


*Investigación auspiciada por el Ministerio de Cultura del Ecuador.

Publicado en el Periódico Quincenal El Colono (Pto. Ayora – Galápagos), en la Segunda edición de mayo del 2009. Pág. 12.



Ángel Mauricio Andagana, Miguicho. Galápagos - Isla Santa Cruz

Ángel Mauricio, “Miguicho”, canta la historia humana de Galápagos

Por: Ana Mireya Guerrero G.

Voy a contarles sobre nuestro querido cantautor galapagueño, estoy hablando de Ángel Mauricio Andagana, conocido en el mundo artístico como Ángel Mauricio y por la población como “Miguicho”, y, últimamente también llamado “Mochilero”, debido al gran éxito con su canción “Mochilera”.

Ángel Mauricio nació hace 28 años en San Cristóbal, pero desde muy niño se radicó en Santa Cruz. A temprana edad ya se sentía atraído por las actividades artísticas: la poesía, la pintura, la música, el canto, etc. Sin embargo recuerda que era un niño muy introvertido, de tal forma que cuando empezó a recibir clases de guitarra no se atrevía a decirle a su maestro que era zurdo, es por eso que aprendió a tocar dicho instrumento con la mano derecha. También se esforzó mucho en el canto, pues el hecho de ser tímido influía en cierta forma en el tono apagado de su voz. La constancia que mantuvo en estas actividades le ha permitido sobresalir no solo con la guitarra sino con otros instrumentos musicales y, además todos hemos escuchado su potente voz tanto en su programa radial como en sus presentaciones, por lo que se ha ganado el sobrenombre por parte del “Viejo Napo” de “La Voz”.

A inicios de la década del 90 junto con un grupo de amigos fundan el Grupo Alborada, que se mantiene hasta la actualidad. Recuerda que en ese tiempo la música que hacían era folklore, pues dicho género era de interés para los turistas, pero Ángel Mauricio, siempre tuvo la idea de que Galápagos no era eso y desde entonces ha incursionado en otros géneros musicales como el bolero, el son cubano, etc. Ángel Mauricio recalca que no pretende descubrir una identidad musical de Galápagos, simplemente realiza un aporte a este proceso a través de sus canciones, dejando plasmadas las vivencias de la gente en las Islas.

Un claro ejemplo de esto es su canción “Mochilera”, creada y cantada en el 2004, cuyo vídeo fue producido en abril del 2006 por Marco Cardona. Dicha producción fue posible por esfuerzo propio, con la ayuda y colaboración de varios amigos. Ángel Mauricio señala que a través de este vídeo, así como de todas sus canciones, quiere homenajear a la gente que vive en las Encantadas, y agrega “quiero dejar un recuerdo a Galápagos, como joven de la comunidad a la que pertenezco. Los habitantes que salen en el vídeo, pescadores, guías, están muy emocionados de formar parte de esta producción y muchos me dicen “oye… hablas la verdad en esa canción””.

Además tenemos su creación titulada “Chévere Bacán”, dedicada a un albañil de Santa Cruz, que ya tiene muchos años y que continúa en su labor: “… Chévere Bacán soy yo / eso lo gané / con un fuerte sol / en la construcción…”. También está su inspiración “El son del naufrago pescador”: “… el pescador de Pto. Ayora zarpó / tres meses sobrevivió / por cosas del destino / a Costa Rica llegó…”. Otros ejemplos son: “El Muro de las Lágrimas”: “… Padre bendito, que dura fue / la vida de los penados / con látigo y fuerte sol / así eran castigados…”. “Soneritos de Pto. Ayora”: “… La gente esperó en el muelle a los soneros / y hubo fiesta, bochinche y algo más / Lautaro, Don Llore y el Negro Colón Camara / dijeron / dónde se encuentra Don Nico que no está… “

Y bueno, yo no quise quedarme con la duda del porqué de su sobrenombre, “Miguicho”. Me explicó que lo heredó de su padre, Miguel Ángel. A don Miguel desde muy niño todos lo conocen en las Islas como “Miguicho”. Resulta que un día Ángel Mauricio arribó por primera vez a Isabela, estaba colaborando con otros disc-jockeys a animar una de las festividades de la Isla y claro sus compañeros le llamaban diciéndole “Miguicho” y los isabeleños al escuchar este sobrenombre, le dicen “oye, ¿cuál Miguicho eres tú?” y él contesta “yo soy el hijo del pescador”. Este hecho se regó por todo el pueblo y obviamente al otro día varios pescadores de la localidad invitaban a Ángel Mauricio a sus viviendas y a conocer los lindos lugares de Isabela diciéndole “Miguicho venga… Ud. ha sido hijo de Miguicho”. Situaciones similares le han ocurrido también en Floreana, en Cristóbal, es por eso que Ángel Mauricio, siempre coloca después de su nombre artístico, su “otro” nombre: “Miguicho”, pues no quiere que se pierda ese gesto tan bonito de la gente hacia su padre y también hacia él.

Ángel Mauricio finaliza esta entrevista señalando la importancia de que las instituciones públicas, los medios de comunicación y la empresa privada, apoyen abierta y directamente las actividades culturales en las Islas, para ver en un futuro un Galápagos con una fuerza cultural positiva, que favorezca a los habitantes en su desarrollo y que pueda ser difundida al mundo.


Ángel Mauricio, Miguichu, en Pelikan Bay
Foto: Ana Mireya Guerrero

Publicado en el Periódico Quincenal El Colono (Pto. Ayora – Galápagos), en la Segunda edición de noviembre del 2006. Pág. 05.

lunes, 29 de marzo de 2010

Jorge Suárez Viteri. La Conscripción y las gallinas de la Capitanía. Galápagos - Isla Isabela

Relatos de Don Jorge:

La Conscripción y las gallinas de la Capitanía.


Fotos y texto: Ana Mireya Guerrero G.

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Estimados lectores como recordarán en la edición anterior relaté algunos detalles de la vida en Galápagos del Sr. Jorge Suárez Viteri, a continuación pongo a su disposición una de sus vivencias.


Don Jorge realizó la conscripción en la Isla Isabela en el año 1963, recuerda que los primeros meses tuvo que esforzarse y “sufrir un poco”, pero salió adelante, pues desde pequeño aprendió a sobreponerse frente a las dificultades; cualidad que le llevó a convertirse en brigadier junto con sus compañeros Arnaldo Tupiza y Antonio Constate.


Internamente en la Capitanía, el grupo de conscriptos y las autoridades realizaban actos sociales, uno de ellos fue la celebración del cumpleaños de un compañero de apellido Tello. En dichas ocasiones todos se ponían contentos, bailaban, cantaban y hacían música golpeando palos y cucharas contra la mesa y, además esta vez alguien consiguió “puro”, por lo que la fiesta se extendió hasta la media noche. De repente el instructor, el Suboficial Pascual de la Cruz ordenó: “dos conscriptos paso al frente”, entonces don Jorge junto con don Antonio Constante dan el paso sin saber lo que su superior iba a solicitarles y el Suboficial agrega: “se van y traen 5 gallinas”, a lo que don Jorge responde -“pero Suboficial dónde vamos a conseguir las gallinas”; -“¡¡Recluta, eso no se pregunta, ustedes tienen que hacer lo imposible, pero traen las gallinas!!”.


Foto por: Ana Mireya Guerrero G.


En ese tiempo el pueblo solo era unas cuantas casitas con un par de gallineros. Los dos conscriptos con un costal se pusieron en marcha y comenzaron la búsqueda de las gallinas, intentaron sustraerse las gallinas dos veces, la primera vez las gallinas empezaron a hacer tremenda bulla, la segunda un perro casi los muerde. “Realmente los dos flojos para conseguir las gallinas… lo que pasa es que no queríamos robar”, señala don Jorge. Mientras tanto sus compañeros continuaban en la fiestita. Don Jorge y don Antonio no sabían qué hacer, pues debían llevar las gallinas a como de lugar. En eso don Jorge se acuerda de las gallinas de la Capitanía y, sin que nadie les vea fueron gateando y sustrajeron las gallinas.


Uno de sus compañeros los esperaba en la cocina de leña de la Capitanía con tremenda olla para la preparación de las gallinas. Más tarde comenzó el zafarrancho, todos “come y come gallina”. El Suboficial apartó la gallina más grande y dijo “Suárez coja esta gallina y llévele a mi esposa”, y así lo hizo. La fiesta terminó como a las 4 de la mañana.


Al día siguiente todos se presentaron en el Pabellón y comenzaron a cantar el Himno, cuando Don Jorge alcanza a ver que la esposa del Suboficial se puso a contar las gallinas de su vivienda, tiraba maíz y silbaba para que así se acerquen y nuevamente contaba y recontaba y tiraba maíz y silbaba. Don Jorge y don Antonio se codeaban como diciendo “¿y ahora?”. Finalmente la señora se cansó de buscar las gallinas y llamó a un Sargento, don Jorge y don Antonio miraban desde la fila que algo le decía, luego el Sargento se acercó al Suboficial y le hizo un comentario.


Entonces el Suboficial ordena “¡¡Conscriptos, atención, firmes, y los dos un paso al frente!! Dan el paso al frente y les dice “¡¡Me van a decir de dónde trajeron las gallinas anoche par de reclutas!!” Ninguno de los dos se animaba a responder, y el Suboficial bravísimo con el yatagán en la mano repite “¡¡van a decir reclutas!! Don Jorge al ver que la cosa se ponía seria pide permiso para hablar y comenta “Ud. nos mandó a cumplir una misión y nosotros como buenos conscriptos hemos cumplido”. Don Jorge empezó a explicar que trataron de conseguir las gallinas, caminaron y buscaron por todo el pueblo pero les fue imposible porque jaurías de perros los perseguían a morder, las gallinas cacareaban sumamente fuerte, y bueno empezó a exagerar un poco todo el asunto para que el castigo del Suboficial no sea tan duro. Finalmente agregó que al no poder conseguir las gallinas en el pueblo tuvieron que dar media vuelta y regresar a la Capitanía y tomar las gallinas de una de las viviendas. El suboficial algo molesto pero sonriente gritó: “¡¡Reclutas, así que Uds. cogieron mis gallinas, todo el mundo a correr!! Les mantuvo corriendo unos diez minutos y luego les dijo que se marcharan. Después de todo al Suboficial también le causó risa lo que pasó con sus gallinas.


Publicado en el Periódico Quincenal El Colono (Pto. Ayora – Galápagos), en la Primera edición de junio del 2006. Pág. 13.




Darío Rosero Atocha, Cuarto de Hora. Galápagos - Isla Isabela

Por ahí me contaron…


Texto y fotos por: Ana Mireya Guerrero G.


Darío Rosero A.

Foto: Ana Mireya Guerrero G.


¿Saben? en Isabela hay un caballero llamado Darío Rosero Atocha al que le apodan “Cuarto de Hora”, él realiza diversas actividades en dicha Isla… y la mayor parte de ellas están relacionadas con el mar. Darío no quiso hablar conmigo ni con mis huestes sobre el porqué de su apelativo y, comentó que ese secreto se lo llevará a la tumba, así que me vi obligada a dirigir mis inquietudes a sus amigos, conocidos, vecinos, parientes, etc. para ver si alguno de ellos podía revelarme alguna información… y, esto fue lo que obtuve:


Una de sus amigas me indicó que le dicen así porque constantemente cambia su estado de ánimo y su conversación.


Su sobrino comentó que le dicen como le dicen porque cada cuarto de hora cambia de opinión.


Un conocido suyo dijo que era el puñetero del pueblo y desde ahí quedó como “Cuarto de Hora”.


Una señora de la comunidad opina que “Cuarto de Hora” se debe a que él es un arrebatado y que uno al verlo comenta: “Ya mismo, ya mismo le coge el cuarto de hora”. Pero así como es arrebatado también es entusiasta cuando algo le agrada, señaló la misma señora.


Por ahí me contaron que le dicen así porque unos días con sus novias se porta muy bien, mientras que otros días no les hace el menor caso… entonces ellas no saben si le cogió el cuarto de hora o ya no son novias del susodicho por alguna razón que nadie sabe… solo él.


Por otro lado, el nombre “Cuarto de Hora” tiene algunas variaciones: “Cuarto” porque resulta más corto, “Cuartito o Cuartico” de cariño, en cambio cuando las personas se enojan con él, cambian el tono de voz y le dicen: “¡¡Cuarto!!”, y a veces agregan cualidades como: “fiero”, “rata”, “horrible”, etc. ¡Ah!, también derivado de “Cuarto de Hora” hay el “Cuarto de Horita”, pero éste apodo no le corresponde a Darío, sino a un niño pequeñito que vivía en Isabela, y, como admiraba y se llevaba muy bien con el “Cuarto”, decidió ponerse en honor suyo dicho apodo.


A ciencia cierta no sé por qué a Darío Rosero le dicen “Cuarto de Hora”, pues él insiste en que no se debe a ninguna de las afirmaciones arriba mencionadas… la cosa es que Darío es un loco, pero uno de esos locos geniales y disparatados, que tiene el cariño de todos o casi todos… excepto de algunas ex novias…. según dicen…


Darío Rosero A. "Cuarto de Hora"

Foto: Ana Mireya Guerrero G.



Publicado en el Periódico Mensual El Colono (Pto. Ayora – Galápagos), en la edición de noviembre del 2005. Pág. 12.