La Conscripción y las gallinas de la Capitanía.
Fotos y texto: Ana Mireya Guerrero G.
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Estimados lectores como recordarán en la edición anterior relaté algunos detalles de la vida en Galápagos del Sr. Jorge Suárez Viteri, a continuación pongo a su disposición una de sus vivencias.
Don Jorge realizó la conscripción en la Isla Isabela en el año 1963, recuerda que los primeros meses tuvo que esforzarse y “sufrir un poco”, pero salió adelante, pues desde pequeño aprendió a sobreponerse frente a las dificultades; cualidad que le llevó a convertirse en brigadier junto con sus compañeros Arnaldo Tupiza y Antonio Constate.
Internamente en la Capitanía, el grupo de conscriptos y las autoridades realizaban actos sociales, uno de ellos fue la celebración del cumpleaños de un compañero de apellido Tello. En dichas ocasiones todos se ponían contentos, bailaban, cantaban y hacían música golpeando palos y cucharas contra la mesa y, además esta vez alguien consiguió “puro”, por lo que la fiesta se extendió hasta la media noche. De repente el instructor, el Suboficial Pascual de la Cruz ordenó: “dos conscriptos paso al frente”, entonces don Jorge junto con don Antonio Constante dan el paso sin saber lo que su superior iba a solicitarles y el Suboficial agrega: “se van y traen 5 gallinas”, a lo que don Jorge responde -“pero Suboficial dónde vamos a conseguir las gallinas”; -“¡¡Recluta, eso no se pregunta, ustedes tienen que hacer lo imposible, pero traen las gallinas!!”.
Foto por: Ana Mireya Guerrero G.
En ese tiempo el pueblo solo era unas cuantas casitas con un par de gallineros. Los dos conscriptos con un costal se pusieron en marcha y comenzaron la búsqueda de las gallinas, intentaron sustraerse las gallinas dos veces, la primera vez las gallinas empezaron a hacer tremenda bulla, la segunda un perro casi los muerde. “Realmente los dos flojos para conseguir las gallinas… lo que pasa es que no queríamos robar”, señala don Jorge. Mientras tanto sus compañeros continuaban en la fiestita. Don Jorge y don Antonio no sabían qué hacer, pues debían llevar las gallinas a como de lugar. En eso don Jorge se acuerda de las gallinas de la Capitanía y, sin que nadie les vea fueron gateando y sustrajeron las gallinas.
Uno de sus compañeros los esperaba en la cocina de leña de la Capitanía con tremenda olla para la preparación de las gallinas. Más tarde comenzó el zafarrancho, todos “come y come gallina”. El Suboficial apartó la gallina más grande y dijo “Suárez coja esta gallina y llévele a mi esposa”, y así lo hizo. La fiesta terminó como a las 4 de la mañana.
Al día siguiente todos se presentaron en el Pabellón y comenzaron a cantar el Himno, cuando Don Jorge alcanza a ver que la esposa del Suboficial se puso a contar las gallinas de su vivienda, tiraba maíz y silbaba para que así se acerquen y nuevamente contaba y recontaba y tiraba maíz y silbaba. Don Jorge y don Antonio se codeaban como diciendo “¿y ahora?”. Finalmente la señora se cansó de buscar las gallinas y llamó a un Sargento, don Jorge y don Antonio miraban desde la fila que algo le decía, luego el Sargento se acercó al Suboficial y le hizo un comentario.
Entonces el Suboficial ordena “¡¡Conscriptos, atención, firmes, y los dos un paso al frente!! Dan el paso al frente y les dice “¡¡Me van a decir de dónde trajeron las gallinas anoche par de reclutas!!” Ninguno de los dos se animaba a responder, y el Suboficial bravísimo con el yatagán en la mano repite “¡¡van a decir reclutas!! Don Jorge al ver que la cosa se ponía seria pide permiso para hablar y comenta “Ud. nos mandó a cumplir una misión y nosotros como buenos conscriptos hemos cumplido”. Don Jorge empezó a explicar que trataron de conseguir las gallinas, caminaron y buscaron por todo el pueblo pero les fue imposible porque jaurías de perros los perseguían a morder, las gallinas cacareaban sumamente fuerte, y bueno empezó a exagerar un poco todo el asunto para que el castigo del Suboficial no sea tan duro. Finalmente agregó que al no poder conseguir las gallinas en el pueblo tuvieron que dar media vuelta y regresar a la Capitanía y tomar las gallinas de una de las viviendas. El suboficial algo molesto pero sonriente gritó: “¡¡Reclutas, así que Uds. cogieron mis gallinas, todo el mundo a correr!! Les mantuvo corriendo unos diez minutos y luego les dijo que se marcharan. Después de todo al Suboficial también le causó risa lo que pasó con sus gallinas.
Publicado en el Periódico Quincenal El Colono (Pto. Ayora – Galápagos), en la Primera edición de junio del 2006. Pág. 13.
Mis abues aparecen en la historia Jijijiji, ellos tenían las 300 gallinas
ResponderBorrarWendy, qué gusto encontrar su comentario… Cuénteme sobre sus abuelitos… Voy a comunicarle a Don Jorge esta información, de seguro él se alegrará igual que yo
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